ESCUCHAMOS CON EL CORAZÓN

La llegada de un nuevo curso es un nueva oportunidad de aprendizaje y mejora. Como cada año, los colegios Cluny, bajo el amparo de su Fundación y bajo el perenne carisma de su fundadora, Ana María Javouhey, se proponen seguir los pasos educativos y evangelizadores que recoge su carácter propio y que buscan consolidar una formación integral y plena, adaptada a la individualidad, realidad y contexto de un mundo tan cambiante y diverso donde los valores deben ser eje central que guíe la convivencia.

Parte de ese carácter se concreta y sintetiza en el mensaje que el lema reúne y desde el cual parte la organización temática de comisiones, actos y actividades que se realizarán durante este curso enriqueciendo la visión y formación de toda nuestra comunidad.

El lema elegido este curso es el título de esta entrada, y la simbología o logo que la ilustran: Escuchamos con el corazón.

Esta llamada nace de la invitación del Papa Francisco en la 56ª Jornada Mundial de las Comunicaciones celebrada, como cada año, el domingo de la Ascensión (28 mayo 2022).

En nuestra sociedad actual se oye de todo, pero se escucha muy poco. Esta falta de escucha nos aflige y debilita como comunidad. Escuchar con el corazón deber ser una experiencia noble, compasiva, con la atención centrada en nuestro alrededor, en los que nos necesitan. Resintonizando la capacidad de empatizar y sentir.

Escuchar con el corazón completa el proceso bidireccional de comunicación; nos puede ayudar a alejarnos de tantos pensamientos, preocupaciones o ambiciones mientras el silencio y la pausa sirven para reflexionar y comprender lo que sucede dentro y alrededor de nosotros mismos.

Poner mi atención y detener el corazón en escucharme a mí mismo, a mis hermanos y hermanas, padre, madre y resto de familia. A mis amigos y amigas, a los compañeros y compañeras, a la comunidad donde vivo. A la llamada silenciosa y el grito callado de quiénes me necesitan, de quién sufre, de las voces perdidas y olvidadas, de la Tierra que tanto nos avisa. Escuchar la Palabra de Dios, la necesaria fe que nutre y transforma. Si somos capaces de escucharnos los unos a los otros construiremos una sociedad mejor, empática y atenta, que pone su oído en el corazón.

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